Los dulces

Los dulces

Una isla que nació del azúcar, cuyos habitantes rezuman dulzura de palabras y ademanes, tiene que ser por fuerza una isla golosa. La Palma es un territorio para la indulgencia dietética. Porque no hay ojo humano capaz de resistir tanta tentación ni régimen que no pueda esperar al regreso de unas merecidas vacaciones subtropicales.

La repostería es el mayor tesoro de la gastronomía de una isla golosa a la fuerza, ya que las sucesivas crisis de cañaverales y trapiches obligaron a transformar el azúcar en dulces, mermeladas, conservas, bizcochos y rosquetes.

Se cuenta que los afamados dulces llegaron hasta las mesas del Vaticano.

El dulce palmero más conocido es la rapadura. Tiene forma cónica y sus ingredientes principales son la miel de caña, el gofio, el azúcar, la almendra, la canela y el limón. A partir de esta receta básica surgen otras variedades como las rapaduras de leche, de chocolate, de coco y de huevo.

Otros dulces de fácil localización en comercios, restaurantes y mercadillos son los almendrados, pequeñas tortitas de pasta de almendra con azúcar y huevo cocidas al horno. Muy popular resulta también el bienmesabe que es, sin duda, uno de los postres más famosos de la isla. En todos los restaurantes palmeros podrás encontrarlo. Solo está muy rico, pero también puedes pedir que te lo sirvan acompañado de una bolita de helado de vainilla. Está elaborado a base de azúcar, almendras, yemas de huevo, bizcochos, canela, corteza de limón y anís. Además, lo puedes encontrar también envasado en algunos mercados y supermercados, para que lleves un buen recuerdo (o un buen regalo) de tu paso por la isla.

Los marquesotes (bizcochos de harina de trigo, huevos y azúcar, cortados en forma de rombos, ensopados con almíbar melado o recubiertos con claras a punto de nieve) y el queso de almendra (con huevos, ralladura de limón, canela y por supuesto almendras).

La mayoría de los restaurantes incorporan en sus cartas postres de elaboración propia, entre los que se cuentan el reseñado bienmesabe, la tarta de limón o el Príncipe Alberto (chocolate, almendras y bizcocho), así como el quesillo.