La cerámica

La cerámica

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Hoy en día, varios artesanos siguen aplicando las técnicas sin torno que usaron los aborígenes para elaborar los gánigos (vasijas). A partir del masapé, un barro oscuro que recogen en el norte de la isla, y mediante el sistema de urdido por churro, modelan la figura original que quieren reproducir, según los modelos cedidos por museos o colecciones particulares. Cuando la pieza está seca, se realiza un primer bruñido con piedras de río mojadas en agua y se ejecutan los característicos grabados geométricos aborígenes: meandros, espirales y curvas se entremezclan en diseños casi infinitos. Tras un segundo bruñido con una sustancia oleaginosa, la pieza se hornea entre 12 y 14 horas, a unos 700 grados de temperatura.

En la actualidad, la reproducción de piezas aborígenes convive con la elaboración de la cerámica popular, en la que se elaboran piezas que siguen usándose en las cocinas de la isla: tostadores, cazuelas, asadores de castañas, lebrillos, braseros y bernegales (tinajas para almacenar agua potable). Esta técnica tradicional lleva practicándose desde hace unos cinco siglos en el ámbito rural y ha sobrevivido prácticamente sin cambios hasta la actualidad.

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